PRONUNCIAMIENTO
- El resultado de las elecciones municipales y regionales del pasado 2 de octubre expresa que la crisis del Estado, del régimen político y de los partidos producida por el neoliberalismo sigue profundizándose; fenómeno que va acompañado por la anomia social, la descomposición moral y la degradación de la política, y que configura el escenario para que muchos prontuariados, aventureros y candidatos sostenidos por el narcotráfico accedan a los estamentos del gobierno. En este ambiente no es casual que en el Ejecutivo, el Parlamento y el Poder Judicial domine el crimen organizado, ni que la casi totalidad de autoridades regionales y municipales salientes estén procesados por delitos de corrupción.
- Hay que reconocer autocríticamente que los sectores de la izquierda y el progresismo tenemos una gran responsabilidad en esta situación, al no habernos constituido en la fuerza moral y material que se necesita para abrir un nuevo rumbo y renovar al país. Desde los 90 del siglo pasado hemos venido perdiendo la batalla de ideas frente a los antivalores del neoliberalismo; hemos permitido que el sentido común de las clases dominantes gane a los amplios sectores populares, que los medios de comunicación corrompan la mente de la gente; que con nuestro burocratismo hayamos abandonado a las masas, dejando el terreno libre para que los embaucadores, demagogos y aventureros den rienda suelta al prebendismo y el asistencialismo, manipulando las carencias de los más necesitados.
- Las experiencias negativas en la gestión de gobiernos locales y regionales por parte de la izquierda han abonado en esta situación; lo propio puede decirse del desempeño del actual gobierno y las bancadas de izquierda en el Parlamento, que han abandonado las banderas del cambio prometido; el amplio respaldo popular que llevó a Pedro Castillo al gobierno se ha esfumado y los partidos de gobierno, JP y Perú Libre, han sufrido una seria derrota en estos comicios, mientras que los partidos de la Coordinadora de Izquierda han estado marginados de la contienda al no contar con inscripción electoral.
- La ultraderecha, a pesar de su desprestigio y fragmentación, y los sectores corruptos de gran parte de las regiones, salen beneficiados de esta situación y, evidentemente, los graves problemas que aquejan a la población y que deberían ser atendidos por estos niveles de gobierno, permanecerán irresueltos. El triunfo del ultraderechista López Aliaga en la provincia de Lima, es una amenaza no solo por su incapacidad e inmoralidad manifiesta, sino también porque su vocación anticomunista y fascistoide tendrá mayores ventajas para desplegarse.
- La radiografía del Perú que muestran los resultados electorales debe preocuparnos seriamente, pues no habrá futuro para el país si no se modifica drásticamente este cuadro. No hay que perder de vista que en un ambiente como éste y ante la debilidad de la izquierda y el progresismo se generan vacíos que pueden llenarse desde el autoritarismo ultraderechista o desde el caudillismo “antisistema” de naturaleza fascistoide, como el que encarna Antauro Humala.
- Estamos, pues, ante enormes desafíos que reclaman la acción de vanguardias que coloquen el proyecto de país en el centro de sus preocupaciones; es decir el compromiso de refundar el Perú sobre bases nuevas, encarnando una fuerza renovadora, una corriente de regeneración moral que haga suya la concepción de la política del Amauta José Carlos Mariátegui: Como una gran obra de realización humana, puesta al servicio del país y de las grandes mayorías. No hay que culpar a las masas de su atraso político; está en nosotros, quienes nos reclamamos vanguardias populares, la responsabilidad de ganarlas para el cambio verdadero. No nos dejemos aplastar por el pesimismo o el derrotismo; esta crisis, junto a las amenazas y riesgos, representa una extraordinaria oportunidad para abrir un nuevo rumbo a nuestra patria. Con las masas, con la más amplia unidad de la izquierda, el progresismo y el movimiento popular, manteniendo en alto las banderas del cambio democrático y patriótico, podemos lograrlo.
Lima, 04 de octubre del 2022