Los claroscuros de la política nacional

Por: Manuel Guerra

Hay voces que afirman que el Perú no tiene futuro, que todo anda mal, que no es posible salir de las tinieblas en que nos encontramos. Cuando escucho eso se me viene a la memoria el verso del poeta brasileño Thiago de Mello: Hace oscuridad, más yo canto.

Sucede que estamos librando una batalla y hay que llevarla a cabo con coraje y optimismo. Ahí donde hay villanos también hay héroes, en medio de la decadencia surge lo nuevo, donde se extiende la corrupción se presentan conductas irreprochables que le hacen frente.

Es en el pueblo y sus dirigentes que no han hipotecado sus principios, donde se encuentran las fuerzas renovadoras que abrirán paso a un nuevo rumbo a nuestra patria. Si la maquinaria fujimorista, cuyos tentáculos se extienden hasta el Tribunal Constitucional, accionó para lograr un ilegal indulto a su cabecilla, ahí están jueces y fiscales probos, los familiares de las víctimas, colectivos y organizaciones que responden, se movilizan y logran que la Corte Interamericana de Derechos Humanos impida que se consume la impunidad.

Tampoco la derecha corrupta y sediciosa ha logrado consumar sus planes golpistas en el Parlamento.

Frente a la capitulación de Pedro Castillo, la izquierda verdadera levanta las banderas de transformación, se recompone y el domingo pasado lleva a cabo un hecho de profunda trascendencia al afirmar su voluntad unitaria y su compromiso con el fortalecimiento del movimiento popular.

En medio de la profundidad de la crisis, se agudiza la lucha de clases, se producen reacomodos, se llevan a cabo confrontaciones y enfrentamientos de diverso tipo. Es en este proceso en que se revelan con nitidez quienes son los amigos y quienes los enemigos del pueblo, las debilidades y fortalezas de los colectivos y de los individuos; es en medio de este torbellino donde junto a las amenazas y riesgos se presentan los desafíos y las oportunidades.

Y estamos frente a una oportunidad histórica para cambiar los destinos del Perú. Si somos conscientes de ello y vemos más allá de lo trivial y pasajero, nuestras acciones adquirirán la dimensión que se necesita para luchar por la nación y los derechos inalienables de las grandes mayorías. A ello apostamos con responsabilidad y optimismo.

¡Otro Perú es posible, unidos podemos lograrlo!

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