Carta comunista

En la línea del IX Congreso

Alberto Moreno Rojas

La VII Sesión Plenaria del Comité Central de noviembre último tomó una decisión fundamental en concordancia con las decisiones del IX Congreso del Partido: impulsar “el Reordenamiento partidario, condición indispensable para resolver sus problemas acumulados a lo largo del tiempo”, que está en la base de la crisis interna ya indiscutible.

El orden y la estabilidad partidaria ha ingresado en un período de conflicto. Sus manifestaciones son diversas. Van desde violentar su institucionalidad estatutaria, el uso irresponsable y ajeno a las normas partidarias de las redes sociales, el desbordamiento del subjetivismo que inhibe el análisis objetivo de las cosas, todo ello fuera del marco de las decisiones del IX Congreso y los acuerdos recientes del VII Comité Central, cuyo tema principal es precisamente el Reordenamiento partidario.

Los problemas del Partido no son nuevos ni la tensión interna, reciente. Sus causas son más profundas de las normales en un partido político, con mayor razón tratándose de un partido que se define revolucionario. Causas ideológicas, políticas, de gestión, hace tiempo detectadas, pero no resueltas. Y cuyo abordamiento serio, maduro, con visión estratégica, es una condición para recuperar su unidad, su rumbo marxista leninista y mariateguista, su rol como partido de vanguardia como se autodefine.

Desafortunadamente, estos grandes problemas, que deberían estar en el centro de la preocupación de los comunistas, quedan de lado para atender asuntos secundarios, antagonizar contradicciones, introducir métodos ajenos a la lucha ideológica marxista, desnaturalizar la crítica y autocrítica francas y honestas, abrir paso al odio o la inquina haciendo uso de las redes sociales, obstruyendo  la necesaria rectificación de errores y desviaciones que afectan el organismo vivo del Partido, ya definidos con claridad.

Es hora de recuperar la serenidad y objetividad. De partir de los hechos en lugar del apasionamiento o la estrechez de visión. De mirar la lucha de clases como totalidad ubicándonos en ella como actores que manejan el escenario, en lugar de ser arrastrados por la marea de los acontecimientos o apreciaciones unilaterales. Si hay que rectificar y reordenar la casa inundada de polvo es porque existen problemas que resolver, pero resolverlo de modo que signifique un salto adelante, que es como abordan la crisis las personas pensantes.

Bien haríamos en recordar el sabio consejo de José Carlos Mariátegui, maestro y guía de los marxistas peruanos: “Que no se esterilicen bizantinamente en exconfesiones y excomuniones recíprocas. Que no alejen a las masas de la revolución con el espectáculo de las querellas dogmáticas de sus predicadores”.

Inicio aquí una serie de cartas que se apoyarán estrictamente en el IX Congreso y demás documentos fundamentales del Partido, base de la unidad y de la acción de sus integrantes en la batalla decisiva por el Reordenamiento, que en el fondo es la batalla por reconstruir el Partido en las nuevas condiciones de la lucha de clases.

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