Por: Manuel Guerra
De pronto es como si la polarización en el país girara en torno al desempeño del presidente Castillo en las entrevistas a la prensa, en particular a la concedida a CNN.
Que la derecha haga uso de todas sus armas para derrotar a quien aparece como representante de los sectores que exigen el cambio democrático y patriótico, incluyendo el cambio de la espuria Constitución fujimorista, es natural. ¿O acaso alguien esperaba otra conducta de los sectores reaccionarios? Ya dieron muestra de lo que son capaces durante la segunda vuelta, soltando a sus sicarios, cancerberos y perros de presa mediáticos. ¿A qué viene escandalizarse ahora?
Quien asume la candidatura antineoliberal y es elegido presidente debe esperar estas y peores cosas y estar preparado, de la mano del pueblo, para enfrentarlas, neutralizarlas y derrotarlas. El asunto de fondo a dilucidar es si el presidente Castillo y su entorno están dispuestos a hacerlo. Es incorrecto que desde la izquierda se asuma una defensa de victimización, justificación y tolerancia de los errores y limitaciones presidenciales, asumiendo maniqueamente que eso le hace juego a la derecha. También resulta una tozudez hacer analogía presentando la escasa preparación académica de Castillo como sinónimo de honradez versus los abundantes estudios académicos de los ex presidentes como sinónimos de corrupción. Una cosa no tiene que ver con la otra, y es deseable que quienes asumen responsabilidades de gobierno desde la izquierda, a la vez sean honestos, eficientes, debidamente preparados para la compleja función que deben desempeñar.
Combatiendo frontalmente a la derecha, oponiéndonos a sus planes desestabilizadores y golpistas, hay que exigir al presidente coherencia con los ofrecimientos de campaña, honestidad, transparencia, capacidad de gobierno, capacidad para manejar las comunicaciones, ¿o es qué por ser de izquierda, haber estudiado en la escuela pública, ser provinciano, debe tolerarse paternalistamente la mediocridad o, peor, la inconsecuencia?
Preocupa que no son pocos los signos de retroceso y concesiones a la derecha que da muestras el gobierno, incluso en el contenido de las entrevistas reseñadas. El más reciente lo protagoniza la vice presidenta Boluarte que aparece en su Twitter congratulándose de repartir canastas a los pescadores artesanales junto a Cayetana Aljovín; según sus propias palabras, como expresión del trabajo conjunto del sector privado con el Estado. El fantasma de Ollanta Humala ronda Palacio.
