Lo que está en disputa es el Perú y su destino

Por: Manuel Guerra

El camino del adelanto de elecciones por el lado del Congreso parece bloqueado. Aferrarse a ese espacio de poder y sus prebendas unió a diversas bancadas de derecha con las de Perú Libre y la bancada Magisterial, por más que estas últimas disfrazaran su angurria con la pose de condicionar su voto a que se apruebe la convocatoria al referéndum constitucional. El proyecto presentado por Dina Boluarte fue archivado sin siquiera entrar a debate. Como sabemos, a esta señora poco le importa la rebelión popular, ni los 58 muertos que tiene en su haber. Está dispuesta a ahogar en sangre al pueblo que está em pie de lucha, antes que presentar su renuncia.

Esta democracia ya no es democracia, dice una consigna popular. Ciertamente, ¿Qué tipo de democracia es ésta en que un Parlamento y una dictadora, rechazados por más del 90% de la población, que no gozan de legitimidad alguna, continúen decidiendo sobre el destino de los peruanos y peruanas?

Los estrategas de la derecha no quieren hacer la mínima concesión al movimiento popular porque su objetivo es derrotarlo en toda la línea, propinarle también una derrota estratégica a la izquierda y a todo aquel que cuestione al modelo neoliberal y su sacrosanta Constitución fujimorista.

Lo que está en disputa no es solo la permanencia en Palacio de Dina Boluarte, ni si se adelantan o no las elecciones. Lo que está en disputa es el Perú y su destino. Tal es el alcance de la insurgencia popular, cuyas demandas no se agotan en la coyuntura; en el fondo cuestiona al modelo neoliberal impuesto hace tres décadas, y reclama la solución de antiguas fracturas e inequidades persistentes a lo largo de 200 años de vida republicana. La crisis actual nos ha colocado al borde de esta ruptura histórica, cuestión que la derecha tratará de impedir a toda costa.

En política todo se define por la correlación de fuerzas. El pueblo peruano que proviene del Perú profundo, en especial de las regiones del sur, ha puesto en marcha una gesta histórica; está resistiendo a la brutal represión de la dictadura que quiere ahogarla a sangre y fuego; está abriéndose paso a contrapelo de la campaña de infundios que desata el poder mediático; se mantiene firme a pesar de las privaciones y dificultades de los manifestantes que se desplazan a Lima. Puede más la voluntad de lucha y la solidaridad que se hace presente. La derecha reprime, pretende aislar a través de la campaña mentirosa, juega al desgaste, esperando que el movimiento llegue a su punto límite y empiece su descenso.

No lo permitamos. Redoblemos la lucha mirando al horizonte, sabiendo que los problemas de fondo no se van a resolver en la coyuntura, cualquiera sea la salida; siendo conscientes  que las grandes batallas están por venir; que debemos prepararnos para afrontarlas, volcarnos a las masas, construir la más amplia unidad para abrir un nuevo rumbo a nuestra patria.

¡Otro Perú es posible, unidos podemos lograrlo!

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